MUGARA (Between Obverse and Reverse. Office of Architecture) es una oficina que canaliza toda su actividad y energía en la búsqueda de nuevos objetos en el campo de la incertidumbre. Intentan trabajar con una actitud curiosa entendiendo como labor imprescindible de la arquitectura el descubrimiento de oportunidades que en realidad a veces ya están ahí, pero aún ocultas ante nuestros ojos. Hablamos con Ander Rodríguez, que comparte con nosotros su perspectiva sobre la vivienda del futuro.
— ¿Cuáles son los factores que configuran las viviendas que diseñáis?
— Creo en una arquitectura que evoluciona junto con la complejidad del mundo que nos rodea, por lo que las viviendas que construimos deberían de responder a necesidades específicas del momento que nos ha tocado vivir. Sin embargo, prefiero hablar de cada proyecto como una nueva historia que comienza desde cero, en el que es necesario trabajar en un contexto específico que no es exclusivamente físico. Parámetros sociales, administrativos, económicos, políticos o de cualquier otra índole pueden ofrecernos pistas en el descubrimiento del proyecto. A veces lo complicado es seleccionar el parámetro al que se pretende responder.
— ¿Hacia dónde consideráis que está evolucionando el concepto de vivienda?
— En el ámbito urbano ha sido mayor la presión económico-especulativa que en el ámbito rural. Esto ha llevado a vaciar los centros urbanos y al crecimiento demográfico de urbes de segundo orden. Actualmente me interesa mucho trabajar en las periferias puesto que suponen lugares de gran oportunidad.
— ¿Cómo es la vivienda del S. XXI? ¿Y las con el entorno y la sociedad de la vivienda?
— Tengo la impresión de que la vivienda no ha evolucionado. Existen demasiados edificios de viviendas regidos por el pragmatismo que responden exclusivamente a parámetros económicos y beneficios cortoplacistas.
— ¿Un adelanto sobre lo que trataréis en el seminario “imagina la vivienda”?
— Casi prefiero que sea una sorpresa.